“Pero el tiempo pasa sin cesar
y se fue educando aquel muchacho
con sus propios esfuerzos y buena voluntad,
lo veían pasar de mañanita,
con zapaticos viejos
y un cuaderno no más.
Cuando regresaba del colegio
si no encontraba almuerzo
así se ponía a estudiar.
Y su abuelita le daba veinte pesos,
pa que comprara cualquier cosa en el colegio,
pero él, mejor, se los guardaba a su mamá
Informó: Rafael Guerra R.
Emisora: www.costerisimastereo.com